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RESFO y la Tercera edad

Disfrutar de una existencia tranquila y libre de dolor es posible a cualquier edad

Actualmente las personas en Estados Unidos y México están viviendo cada vez más años respecto a épocas anteriores. Muchos de nuestros mayores viven de manera saludable, pero existe un porcentaje importante y sobre todo cuando nos acercamos a los sesenta y cinco, sino es que antes, aparecen ciertas sintomatologías, problemas y/o enfermedades en los diferentes planos físicos, psíquicos y relacionales.

 

Desde una perspectiva física, de manera generalizada se padece de articulaciones, aparecen dolores que hasta la fecha se desconocía y de alguna manera se va convirtiendo en un acompañante y se suele normalizar. Sabemos que tanto los ligamentos como los tendones se van deteriorando, perdiendo así por ejemplo flexibilidad. Los órganos lógicamente, más allá que rinden menos, ya no son los de antes, impidiendo aguantar el trabajo que se realizaba rindiendo menos.

 

Cuando éramos bebes era imposible realizar lo que hicimos después por ejemplo en la adolescencia, pero ello, no nos impidió existir con la armonía suficiente con nuestro entorno y sus dificultades. Gracias a las sesiones de RESFO, las personas recobran la armonía funcional que habían perdido en relación con ellos, su entorno y sus dificultades, que lamentablemente ahora las entienden como algo cotidiano en ellos, cambiando su manera de existir, perdiendo el dolor, funcionando en su totalidad dentro de sus capacidades y limitaciones, para aceptar la realidad del momento presente.

 

En la esfera psíquica y de manera constante, aparece una pérdida de memoria y ésta, suele ser uno de los síntomas que más preocupa, ya que se le atribuye a la enfermedad del Alzheimer, despertando en muchos una alerta. La causa de esta enfermedad aún no se conoce, los últimos estudios clínicos examinan diferentes factores, como los genéticos, pudiendo estar involucrado el gen llamado APOE ɛ4; otros se relacionan entre los deterioros cognitivos y las condiciones vasculares como enfermedades cardiacas, derrames cerebrales, la hipertensión, diabetes y obesidad, teniendo una implicación directa a la hora de desarrollar esta enfermedad.

 

La acción de la RESFO, gracias a su acción sobre el estado epigenético, preserva la degradación celular, previniendo así el conjunto de todas las causas posibles, pero esta acción se debe realizar antes de la aparición de la sintomatología, ya que una vez aparecida solo la podrá frenar, entre cuatro y seis sesiones de RESFO al año, serán suficientes para estar protegido.

 

A lo largo de esta etapa, también suele aparecer el miedo al ya no estar aquí, sobre todo al padecimiento que puede comportar la muerte, siendo uno de los principales pensamientos a esta edad. Hemos visto y conocido en nuestro entorno como acaban sus días, personas que tienen una determinada enfermedad, con mucho dolor y sufrimiento, sobre todo en los últimos instantes. Pero, no me dejaran mentir los familiares que han traído a sus seres queridos conmigo, que a pesar de las enfermedades que hayan podido padecer, dejan este mundo sin dolor, tranquilos y serenos, sorprendiendo a muchos allegados de su entorno. Este hecho me llega a menudo de los familiares de los pacientes, de forma de agradecimiento.

 

Por último, en el plano relacional, los problemas físicos y psíquicos tienden en ocasiones y de manera significativa a un aislamiento, generando poco a poco relaciones difíciles, desapareciendo paulatinamente de la vida social. Tras las sesiones de RESFO, despierta en ellas nuevamente lo que tiene que ver con el humano y que, a su vez, existe en cada uno de nosotros, trascendiendo su personalidad. Los lazos y vínculos permanecen, haciendo del entorno, una existencia agradable, familiar y cálida. En los casi cuarenta años que lleva la RESFO, se ha podido ver que las personas tratadas disfrutan de una existencia tranquila, serena y sin malestar, hasta cuando les llega su hora, partiendo sin sufrimiento.

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